miércoles, 23 de marzo de 2011

Las Barbies y las Matemáticas

Manos amigas me hicieron llegar una publicación del 2008 en la pagina web America .gov:” La igualdad aumenta el rendimiento de las niñas en matemáticas”.
El artículo se publicó nada menos que en el prestigioso Foro de Educación de la revista Science. Los autores representan distintas instituciones de Europa y Estados Unidos y abarcó estudiantes de 40 países. Todo parecía indicar que la sabiduría popular era cierta: Las niñas se desempeñan mejor en lectura que en Matemáticas. Los varones son mejores en la reina de las ciencias.

Por suerte, el talento de los investigadores sacó a la luz un tema muy actual e importante: Igualdad de géneros. La supuesta superioridad masculina en matemáticas no existe en países donde ambos sexos tienen semejantes oportunidades y acceso a recursos. Destacan además la influencia del entorno que puede modificarse mediante la educación y programas sociales.

Siempre habrá quién me diga que la pobreza de los países subdesarrollados afecta el aprendizaje de las niñas y que el artículo que menciono no es del todo aplicable en condiciones desfavorecidas. Podría estar de acuerdo si no fuese porque tengo la “suerte” de contar con exalumnas que han estudiado Matemáticas en la Universidad de la Habana y otras que son excelentes en análisis, lógica y computación. Lo mismo que sus compañeros de clase. Conozco otros pedagogos cubanos con semejantes y mejores resultados que los míos.

Es bueno señalar que me dedico esencialmente a enseñar en el nivel primario y pre escolar y los recursos con que he contado incluyen tubos de papel higiénico, hojas recicladas, goma de pegar hecha en casa y otros materiales disponibles en cualquier lugar . Eso sí, la enseñanza de la igualdad de género es parte del curriculo. A mis alumnos y alumnas les hablo desde muy pequeños que ni la pobreza, el sexo o la raza son impedimentos para lograr lo que se propongan.
Las matemáticas se puede enseñar en los primeros grados como un juego donde las Barbies, Naruto o el “Oso Matemático” instruyen habilidades en Algebra o técnicas para resolver problemas, por poner solo un ejemplo.

Aunque no puede faltar la buena metodología de enseñanza y buenos planes de estudio (un acicate para los maestros que enseñan a amar a las ciencias), también marcan la diferencia el buen humor y conceptos matemáticos desde que comienzan a balbucear. El resultado final, según mi experiencia, es que las matemáticas son percibidas por los escolares como otra forma de ver la realidad. Al principio parece que no avanzas, pero después vuelan y alto. ¡Vale la pena por la satisfacción que provoca tanto en el alumno como en el educador!

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