sábado, 9 de julio de 2011

La Habana siglo XVIII. Escuelas Privadas de Negros Libres

Al comienzo del siglo XVIII, Cuba-subcolonia del Virreinato de España-continúa siendo considerada un lugar de paso donde florece el contrabando.

El clero controla la enseñanza, sobre todo la primaria; no obstante el incremento demográfico y un progresivo desarrollo económico promueven el interés de las familias por la educación en general, y del nivel primario en particular. Gradualmente los particulares y cabildos - quienes guardan semejanza con los municipios castellanos de la Edad Media- emprendieron la creación de escuelas de primeras letras.

Las existentes escuelas parroquiales y conventuales no eran suficientes, ni todas funcionaban con la efectividad requerida para la época. Estas carencias estimularon la cantidad y calidad de las escuelas autorizadas por el cabildo y directamente patrocinadas por particulares.

En el libro “La Historia de la Educación en Cuba”- volumen 2, página 68- aparece un interesante cuadro referido a maestros privados en La Habana. En él se destaca la presencia de maestros descendientes de negros y la matrícula compartida entre alumnos blancos y “de color”. Estos centros educativos se dedicaban a la enseñanza para varones.

Los autores Enrique Sosa y Alejandrina Penabad mencionan las descollantes labores realizadas por los padres betlemitas, la escuela para niñas educandas de San Francisco de Sales y otras escuelas parroquiales y conventuales no menos importantes.

Desde mucho antes existían las escuelitas de las “amigas”, ocupación de mujeres de confianza, negras libres, devenidas maestras por casualidad, quienes enseñaban doctrina religiosa, algo de escritura y lectura y un poco de costura a las niñas. Los infantes eran de ambos sexos, negros y blancos pobres.

Por su novedoso enfoque e interés histórico reproduzco un resumen sobre La Habana y la educación en el siglo XVIII (Ibid. Pág. 70)
1. Coexisten los maestros con escuelas y los docentes que daban clases a domicilio.
2. La necesidad de contables y “plumarios” - gracias al auge económico- impulsa la enseñanza de la matemática y la lengua española.
3. Aunque se privilegiaba la educación masculina, comenzaron a fundarse nuevas escuelas para niñas, dirigidas por las maestras seglares.
4. El maestro Miguel Maria Mocoroa funda una escuela pública nocturna para trabajadores.
5. El cabildo adquiere un papel más relevante en la enseñanza.
6. Dos proverbios caracterizan la realidad pedagógica de la época: “La letra con sangre entra” y “…pasa más hambre que un maestro de escuela”

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