domingo, 8 de mayo de 2011

Instruir con Rodari la Ortografía Española

El mejor maestro de la fantasía y la diversión en clases lo fue Gianni Rodari. Utilizando sus ideas en la escuela primaria, he aprendido que la Ortografía puede gustarle a los niños si el propósito es divertirlos e involucrarlos emocionalmente a través de la lectura y la escritura.

Para muchos hispanohablantes la Ortografía Española no es divertida, por lo general la encuentran difícil. No es menos cierto que requiere, entre otras cosas, aprender, memorizar reglas y saber usarlas. Sin embargo con el juego de palabras, las locuciones simpáticas y la poesía, el uso correcto de la escritura y el vocabulario resulta muy placentero tanto para los alumnos como para los que enseñan, sean padres o maestros.

A continuación les mostraré uno de los textos que he escrito a mis alumnos cuando van a aprender y/o reconocer nuevas palabras con Z, de forma tal que no la confundan con la letra S. Aprovecho esta clase para introducirles otros conceptos. El grupo la asimila como si se tratase de una obra de teatro donde hay varios personajes: la madre naturaleza, el viento, la lluvia, los rayos, etc. El narrador(a) describe la tormenta mientras que cada estudiante se expresa y actua según sea el papel que le tocó. Al final, un dictado de las nuevas palabras del texto y acompañados de las ideas del maestro Rodari ellos empiezan a construir “locos y cómicos cuentos”.

La Zurra de la Madre Naturaleza

¿Quién no sabe cuando se enoja la Madre Naturaleza?
Si es un país tropical el disgusto puede llegar en forma de tormenta. ¿Lo has visto alguna vez?

El viento grita con fiereza a los techos de las casas de madera: ¡Zonzos, zonzos! Después con un codazo los pone a volar en zigzag.

Cuando los árboles se ponen zoquetes, los abre como a un zipper o los deja zambos. Las palmas son más inteligentes; se vuelven zalameras y es como si danzaran con sus pencas y ellas se fueran a zafar de sus cabezas. ¡Cómo se mueven!

La lluvia pocas veces falta. Se parece a la zafra azucarera pues no deja de lanzar un torrente de granos de azúcar blanca que al principio gusta. Los niños salen a la calle y se dan divertidas zambullidas, mientras los adultos caminan en zancos y evitan las zanjas. No obstante, si dura mucho el chapuzón ya no divierte tanto. Todo se llena de agua y fango. Hasta los saleros se niegan a cooperar y la sal empieza a derretirse como la nieve en primavera. En otras ocasiones la lluvia se convierte en granizos que apedrean los cultivos y cubren el campo de perlas brillantes.

Ni que decir de los rayos; cada vez que cae alguno, un formidable haz de luz nos avisa que vuelan latigazos con voces de trueno. Es un gran espectáculo.
A las grandes tormentas tropicales se les conoce de varias maneras: ciclones, tifones, tornados, monzones.

La Madre Naturaleza tiene mucha viveza y cambia de temperamento. Lo mismo canta una zarzuela, que grita como una zarina y te monta en un zeppelín. ¡Vaya genio!

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