viernes, 23 de septiembre de 2011

Música Clásica para los Niños de Fukushima y Otras Víctimas

Durante varias semanas se vienen celebrando en la Habana conciertos de música clásica interpretada por artistas japoneses. Participaron músicos muy destacados y mundialmente reconocidos como el maestro Fukumura, el talentoso violinista Goto y el Maestro Wakao.

Hace exactamente seis meses desde que Japón sufriera el desvastador desastre natural en el noroeste. Después del terrible acontecimiento los japoneses recibieron el apoyo y cálidos mensajes de todas partes del mundo.

Dos de los conciertos celebrados fueron dedicados a las victimas del terremoto y del tsunami. En uno de ellos, celebrado en la Basílica de San Francisco de Asis, el embajador del Japón en Cuba Excelentísimo Sr, Matsuo Nishibayashi interpretó junto al destacado oboísta Wakao el concierto para oboe y violín en Do Menor , BWV 1060 de J.S.Bach, acompañados por la reconocida orquesta de cámara “Solistas de la Habana” dirigida por el contrabajista Iván Valiente.

La calidad de las interpretaciones y la belleza de la música crearon una atmósfera excepcional. Al finalizar el concierto pude ver a través de grandes imágenes cuán duro golpeó la naturaleza. Sin embargo las que más me emocionaron fueron las fotos de los niños de Fukushima, tan risueños en medio de la tragedia. Niños al fin son como mis pequeños párvulos, tan golpeados por una desgracia diferente: escasez de juguetes, alimentos, buenos maestros.

Ellos, al igual que los niños de Fukushima, también ríen. ¡Qué bueno!- pensé. Debemos actuar como dijo el Embajador Matsuo Nishibayashi refiriéndose al Japón: “… tendremos un mejor país”

¿Qué tal si en Cuba repetimos mentalmente sus palabras y nos esforzamos un poco más en ser más tolerantes entre todos para lograr un lugar donde las escuelas sean verdaderos centros culturales y los niños desde pequeños oigan y disfruten música clásica en sus aulas y casas?

No tendrían que esperar por los programas televisivos o las fiestas de celebración de los quince años .No les pasaría lo que a mí; al descubrir la música sinfónica y amarla por casualidad a los dieciséis. Antes de ese brillante momento nadie me había mencionado a Bach, ni a Mozart, mucho menos a sopranos y tenores.

De ballet si conocía algo porque de Alicia Alonso se habla por televisión y por el periódico, le elogian su apoyo de siempre a la causa de la Revolución Cubana. Menos mal… hubiese crecido sin conocer que alguien puede volar con solo mover los brazos.

Quizás la música clásica no sea una distracción tan importante; aunque su pleno disfrute entusiasma, proporciona felicidad a las personas y sirve a su vez para enfrentar las desgracias ocurran o no en Fukushima.

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